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Federico Moura, el primer moderno del rock argentino: del rugby a la vanguardia de Virus

En un nuevo aniversario de su nacimiento, recordamos la vida del líder de Virus: su pasión por el deporte y la moda, su aporte como productor de Soda Stereo y su legado como símbolo de elegancia.

Federico Moura, el primer moderno del rock argentino: del rugby a la vanguardia de Virus

En un nuevo aniversario de su nacimiento, recordamos la vida del líder de Virus: su pasión por el deporte y la moda, su aporte como productor de Soda Stereo y su legado como símbolo de elegancia.

Federico Moura nació el 23 de octubre de 1951, el mismo día que Charly García. Hijo de una familia platense, creció entre la disciplina del deporte y la sensibilidad artística. Antes de convertirse en una de las figuras más innovadoras del rock argentino, se destacó como jugador de rugby en el club La Plata Rugby, donde dejó el recuerdo de un compañero noble y talentoso. A los 15 años, mientras estudiaba en el Colegio Nacional de La Plata, formó su primera banda, Dulcemembriyo, donde ya mostraba un gusto musical distinto y una mirada estética que lo acompañaría toda su vida.

Su paso por Londres a comienzos de los años 70 fue clave para su transformación artística. Allí absorbió la energía de la nueva ola británica y descubrió a artistas que luego influirían en el sonido de Virus, la banda que junto a sus hermanos y amigos revolucionó la escena local a principios de los 80. Federico trajo consigo una idea clara: había que romper moldes, liberar al rock argentino de los clichés y abrazar la sensualidad, la ironía y la elegancia como formas de rebeldía.

Antes del éxito, Moura incursionó en el mundo de la moda. Su local “Limbo”, abierto en 1974 en la Galería Jardín de la calle Florida, fue un espacio pionero que mezclaba arte, diseño y estilo vanguardista. Allí vistió a músicos, artistas y creativos de la época, adelantándose a tendencias que años después dominarían la cultura pop. Federico entendía que la estética era también una forma de expresión artística: “Podía bajar todas las ideas que teníamos y ponerle glamour”, recordó su amigo Pablo Tapia.

Con Virus, Federico se convirtió en el primer moderno del rock argentino. Discos como Wadu-Wadu (1981), Relax (1984) y Locura (1985) marcaron una época, tanto por su sonido new wave como por su propuesta visual. En plena dictadura, la banda se animó a provocar con letras ambiguas, ritmos bailables y una puesta en escena rupturista. “Trataba que sus canciones tuvieran delicadeza y vuelo poético; no le gustaba explicarlas”, recordó el periodista Gustavo Bove, autor del libro Perfecto hermoso veloz luminoso.

Su talento también brilló detrás de escena. En 1984, Moura produjo el primer disco de Soda Stereo, aportando su visión artística y su sensibilidad sonora a un trío que comenzaba a escribir su propia leyenda. Zeta Bosio lo definió como “un artista que nos daba tranquilidad y seguridad”, mientras que Gustavo Cerati absorbía de él su elegancia, su gusto por la moda y su manera de concebir el arte como una experiencia total.

Federico Moura fue, en esencia, un pionero. Un artista que unió la sofisticación con la irreverencia, la moda con la música, el cuerpo con la palabra. A más de tres décadas de su partida, su figura sigue inspirando a generaciones enteras. Porque si el rock argentino aprendió a bailar, fue gracias a él.

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