Keith Richards, guitarrista de los Rolling Stones, es una de las figuras más icónicas y legendarias del rock and roll. Nacido el 18 de diciembre de 1943 en Dartford, Inglaterra, Richards no solo ha definido el sonido de la banda más longeva del género, sino que también ha personificado el espíritu indomable del rock durante más de seis décadas.

Desde su fundación en 1962 junto a Mick Jagger, los Rolling Stones se convirtieron en pioneros del blues británico electrificado, y Richards fue clave en la creación de riffs inmortales como el de “(I Can’t Get No) Satisfaction” y “Jumpin' Jack Flash”. Su estilo, basado en la afinación abierta y el uso creativo de los acordes, ha influido en generaciones de guitarristas, consolidándolo como un maestro de la simplicidad y la efectividad musical.

Más allá de su talento como músico, Richards también es conocido por su carácter rebelde y su vida marcada por excesos. Sus historias de supervivencia, desde enfrentamientos con la ley hasta superar adicciones, han alimentado su estatus de mito viviente. Sin embargo, también es un hombre de profundas convicciones musicales y un amor inquebrantable por el blues y el rock, géneros que considera la base de todo su arte.

En solitario, Richards ha lanzado discos como Talk Is Cheap (1988) y Crosseyed Heart (2015), donde explora sus influencias más personales, desde el reggae hasta el country. Estos trabajos muestran una faceta más íntima y relajada, pero igualmente apasionada, que complementa su legado con los Stones.

Hoy, a sus 80 años, Keith Richards sigue siendo el corazón latente de los Rolling Stones, una banda que, contra todo pronóstico, continúa llenando estadios y lanzando nueva música. Su presencia en el escenario, con la guitarra colgada al hombro y una sonrisa desafiante, es un recordatorio de que el rock and roll nunca muere, y él es su más fiel guardián.